Para el fotógrafo de paisaje y naturaleza, Omer Salom, una cámara mirrorless es superior a lo que ofrece un teléfono inteligente. Señala que la calidad de sus imágenes es más nítida al ampliarla e incluso destaca que es un must para los fotógrafos profesionales y si bien acepta que se trata de un nicho, el mercado ha demostrado que la industria fotográfica sigue creciendo a pesar de los smartphones. La industria de la fotografía lo tiene claro: las cámaras están recuperando su relevancia en el mercado, gracias a la tecnología mirrorless. De acuerdo con el último informe de la Camera & Imaging Products Association, las ventas de los dispositivos sin espejo crecieron un 20% durante la primera mitad de 2023, algo que también había sucedido en los tres trimestres previos. En contraste, la consultora IDC señala que el mercado de los teléfonos inteligentes, aunque sigue siendo enorme y más grande que el de cámaras, el año pasado los envíos cayeron un 7.8% a nivel mundial.
Ricardo Valencia, subgerente de ventas y mercadotecnia de la división de imagen Digital en Sony México, explica que los teléfonos siguen vendiendo más que las cámaras porque están dirigidos a un público masivo; sin embargo, esto no significa que la industria fotográfica esté en decadencia y la industria ha apostado por tecnología más avanzada para públicos especializados. Las cámaras mirrorless apuntan a un nicho de fotógrafos o creadores de contenido que buscan la mejor calidad en sus fotografías o especializarse en un tipo de imagen que los teléfonos no le pueden dar debido a limitaciones de hardware, aun con las innovaciones de los dispositivos top de gama,
explica. “Las cámaras han tomado un papel cada vez más específico y cercano a ser una herramienta de creación y no algo que está enfocado a utilizarse en las reuniones familiares o para capturar los recuerdos”, señala Valencia.
Una muestra de las limitantes de los teléfonos, ejemplifica, queda demostrada en los conciertos, pues si bien los smartphones cada vez cuentan con herramientas de zoom más potentes, hay sectores de los usuarios que están optando por llevar cámaras point and shoot, las cuales se permiten en esta clase de eventos y tienen mejores características de acercamiento que un teléfono.
Mirrorless, el paradigma perfecto de los fotógrafos
Salom menciona que las cámaras mirrorless son las mejores porque está enfocada a los profesionales, quienes necesitan “entregables” de mayor calidad y la tecnología de un teléfono todavía no alcanza esos estándares incluso con sus capacidades de Inteligencia Artificial generativa. ”Eso muchas veces no es aceptable, porque buscas una fotografía real, que transmita realmente lo que pasó, lo que el fotógrafo vio sin que la imagen sea alterada por la IA”, menciona el especialista. Según datos del Informe de la Industria Fotográfica 2024, elaborado por Zenfolio y en el que participaron 7,600 fotógrafos de 102 países, el 52% de los profesionales están utilizando cámaras sin espejo, lo cual habla de que finalmente la mayoría de especialistas están realizando el cambio hacia este tipo de dispositivos y reconfigurando la industria que por muchos años fue dominada por las cámaras DSLR, mejor conocidas como réflex. Este mismo estudio destaca que las cámaras de los teléfonos son especialmente populares entre los fotógrafos más jóvenes (de entre 18 y 20 años), sin embargo, el grupo de edad de 30 a 39 años muestra una fuerte preferencia por las cámaras sin espejo, con un 58% de los encuestados favoreciendo este sector. Para Valencia, la razón por la que estos dispositivos son cada vez más populares es su capacidad de llevar la creatividad al siguiente nivel. Los teléfonos, comenta, tienen limitantes respecto a las ópticas con las que cuenta, pues esta es única y con una cámara se pueden obtener otro tipo de resultados, incluso llegando a un nivel cinematográfico.
Diferencias entre mirrorless y teléfonos
El principal atractivo de un teléfono inteligente respecto a una cámara es su tamaño y peso. Aunque la industria no ha podido hacer dispositivos tan pequeños, cada vez tienen un menor gramaje, lo cual las hace más cómodas y portátiles. Canon, por ejemplo, lanzó hace un par de años el modelo EOS R100, el cual si bien es de entrada al sector, pesa 356 gramos, es decir, un 10% menos que el modelo anterior y poco menos del doble que un iPhone 14. Asimismo, Salom apunta que el precio es un elemento a considerar, pues mientras un teléfono con cámaras de alta gama, como el Oppo X8 Find Pro, cuesta 24,999, el cuerpo de una cámara sin espejo cuesta eso y, además, se le deben agregar el precio de los lentes que fluctúa en la misma cantidad o incluso llega a ser superior. Por otra parte, el sensor de las cámaras de teléfono es mucho más pequeño que el de una mirrorless.
El fotógrafo explica que a pesar de que un smartphone como el iPhone 16 tiene tres sensores, el de una cámara es más grande que los tres juntos, de hecho, datos de la industria señalan que cuando se trata de una cámara full frame, el sensor es 36 veces mayor. Valencia aporta diferencias como la capacidad de tomar ráfagas de fotografía a alta velocidad, un aspecto en el que algunos teléfonos han mejorado, pero no llegan a las 120 imágenes por segundo que puede tomar una cámara sin espejo, algo que ni siquiera una tipo réflex puede hacer. De hecho, señala que este estándar de la industria ya está por encima de las réflex, por detalles como el no hacer ruidos cuando se dispara el obturador, algo que puede ser diferencial en ciertos tipos de fotografía, como la silvestre.